10 febr. ÉTICAS PARA ENTENDER EL MUNDO
En el 2013 pasé muchas horas escribiendo sobre valores, sobre ética y adolescencia, sobre ética para adolescentes. Ahora, cuando los ritmos de las editoriales llegan a puerto, están a punto de aparecer, casi juntos, dos libros. Uno pensado para los adultos que educan. Otro, imaginado para que los adolescentes sean lectores a ratos.
En mayo, Editorial Proteus dará vida al libro “QUIERO PASÁRMELO BIEN. Una ética del riesgo para acompañar adolescentes“. Su origen es simple: después de décadas explicando cómo son los adolescentes y abogando por una aproximación en positivo, necesitaba reivindicar que con la psicopedagogía no basta, que se educa siempre a partir de la ética, también a los chicos y chicas adolescentes. Como se avisa desde la introducción:”no se ayuda a los chicos y chicas adolescentes a dar salida a sus incertidumbres vitales sin recurrir a valores (contradictorios, diversos e inestables, pero finalmente valores)“.
Hasta que vea la luz tendremos tiempo de comentar los dilemas educativos de la adolescencia y las respuestas éticas que necesitan. Pensado para ayudar a padres y educadores, para casa o para la escuela, el libro defiende, en resumen, una tesis central: la educación ética de los adolescentes es fundamentalmente una propuesta educativa a partir de la “ética del riesgo” y la “ética del acompañamiento“. Todo lo contrario de soñar con la moral de la tutela y el control.
En la línea de salida (abril) está ya “ÁLEX NO ENTIENDE EL MUNDO” (Ed. Montena. Peguin Random House), que, aun coincidiendo temáticamente, tuvo otro origen. En un diálogo sobre proyectos con la editorial surgió punzante la siguiente duda: ¿en medio de todas las crisis que nos rodean, por qué dejamos a los adolescentes sin mensajes adultos positivos? ¿por qué les venimos a decir con nuestra actitud que todo es igual y que nada tiene demasiado sentido?
Conocedor -creo- de lo que no tiene sentido decir a un adolescente, me puse a escribir (avisando de mis malas intenciones) para convencer a un hipotético joven lector de tres grandes tareas para su vida. La primera tiene que ver con pensar. Quiero convencerlo de que debe dudar de las soluciones, los dogmas y las verdades absolutas que le queremos imponer los adultos. La segunda, acumula todos los trabajos que tienen que ver con la felicidad. Algo que debe descubrir i gestionar, construir en compañía de otros, teniendo en cuenta también los malestares. La tercera fomenta la indignación. Le propone mirar el mundo y colocarse entre los que no están de acuerdo con que todo siga igual.
Como puede el lector imaginar, el 2014 tendré que dedicarlo (además de seguir defendiendo la escuela y la educación) a predicar sobre valores. Especialmente sobre aquellos que los recortes se están llevando por el medio.
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