15 febr. “Un niño pobre es aquel que no puede soñar”
“Las personas más ricas en nuestro país ganan siete veces más que las más pobres, cuando la media europea es de 5,2 veces. Pero la desigualdad afecta con especial crudeza a los niños: los menores de edad con menos recursos se han empobrecido cinco veces más durante la crisis que los más ricos -un 32% y un 6% respectivamente-. Entre 2008 y 2015 el número de niños en situación de pobreza severa aumentó en 424.000″
El relato pertenece al informe “DESHEREDADOS” que acaba de publicar Save the Children. Ya no destaca tanto en las portadas (!un informe más que lata¡) y no parece que vaya a alterar concièncias acostumbradas a dramas de imágenes però poco dispuestas a forzar cambios sociales radicales. Peor todavía: es posible que aumentemos la dosis de beneficencia.
Por eso, hoy vuelvo a recordar la reflexiones que compartiamos el curso pasado con un grupo de profesionales que estan cada día con chicos y chicas cuyas vidas se empobrecen por la pobreza de sus adultos:
El proyecto Reflexiones la pobreza vista desde la infancia
Recordar que NO VALE CUALQUIER ANÁLISIS. NO SIRVE CUALQUIER RESPUESTA y que para pensar en el impacto de las pobrezas hay que considerar, al menos estas cinco ideas:
1. Las respuestas a la pobreza suelen olvidar la perspectiva de los niños y adolescentes
2. Las familias pobres necesitan ayuda cuando la pobreza crea impotencia educativa
3. La pobreza compromete la educabilidad. La escuela necesita siempre la comunidad
4. Los niños aprenden jugando. La pobreza no puede privar de ser feliz participando
5. Dedicarse a sobrevivir genera malestares. Acompañar no es curar ni generar conformidad
Invito a escuchar la frase del título, ver la niña de 9 años que la pronuncia y recuperar algunas ideas con el documento INTENTAR VER CON SU MIRADA
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